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3.10.07

Derrumbe

Herido hasta los húmedos despojos de mis pies en el asfalto
emprendo de nuevo la inútil búsqueda.

Siempre lugares de ceniza y cicatrices,
noches enlodadas y asesinas,
casas a las que de nada les serviría marcar con sangre sus entradas
pues la peste las devoraría de todas formas;
De nuevo en ruinas,
con las manos hechas llanto que mataría de sed a colibríes y tulipanes,
me dispongo a entregar de nuevo mi derrota.

Pero descubro de pronto, en el espejo de mis venas,
un rostro luminoso, despiadado,
que barbecha rabiosamente mis entrañas,
que me arroja de mí,
que hace pasado de mis poros.

Sonrío desnudo.
Veo una piel distinta bajo mi sombra.
Sonrío con nuevos ojos, siento con nuevos labios,
y grito, con una voz que reconozco a medias,
un nombre fugaz, fosferecente... el mío.

Emiliano Álvarez

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